Una marca nacida en Córdoba, Quindío, para crear prendas que se adaptan a ti — no al revés.
En 2017, María Alejandra Roncancio Olarte tenía las bases para iniciar: aprendió a coser con su mamá y siempre tuvo esa vena emprendedora que la impulsaba a crear algo propio.
MARO viene de sus iniciales — MAría Alejandra Roncancio Olarte — y con el tiempo se convirtió en algo mucho más grande de lo imaginado.
Como muchas emprendedoras, María Alejandra empezó haciendo lo que conocía. Al principio creaba ropa para mujeres delgadas, hasta que llegó un punto de inflexión:
“Nos dimos cuenta de que estábamos haciendo ropa para un solo tipo de cuerpo, cuando la realidad es que hay muchos tipos y un montón de mujeres que no encuentran ropa que les quede bien”.
A partir de esa reflexión el proyecto cambió de rumbo: ya no era solo hacer ropa, sino resolver un problema real que viven muchas mujeres cada día.
Ocurrieron dos hitos: ganamos Fondo Emprender y Wilser Riveros Gómez se unió al proyecto. Hoy es socio y parte fundamental de MARO: estructura el negocio y acompaña el proceso emocional y mental de emprender.
Ese mismo año formalizamos MARO desde Córdoba, Quindío, con una misión clara.
Desde el inicio, MARO se propuso resolver lo que muchas marcas ignoran: hacer ropa que se adapte a las mujeres, no que las mujeres tengan que adaptarse a la ropa.
Cada prenda nace de entender que cuando algo te queda bien, no solo te ves mejor: te sientes mejor. Tu día cambia, tu confianza cambia. Sentirte cómoda y bonita no debería ser complicado.
Hoy tenemos clientas desde La Guajira hasta el Amazonas. Cada paquete que sale de nuestro taller lleva la promesa de que, sin importar dónde estés en Colombia o cómo sea tu cuerpo, mereces ropa que te haga sentir bien.
No somos solo una tienda de ropa. Somos una marca que entiende que cada mujer es diferente, y todas merecen sentirse bien con lo que se ponen.
Cada día, María Alejandra, Wilser y el equipo trabajan con la misma misión que nació en 2017: que más mujeres encuentren prendas que las hagan sentirse bien consigo mismas. Seguimos creciendo, aprendiendo y, sobre todo, escuchando a las mujeres que confían en nosotras.
Porque al final del día, MARO no es solo el sueño de una emprendedora. Es el resultado de entender que todas las mujeres merecen sentirse increíbles, no incómodas.
“Aprendí a coser con mi mamá, pero aprendí a empoderar sola. Cada puntada que damos es un paso hacia un mundo donde todas las mujeres se sientan bien en su propia piel.”
